El hombre del yelmo de oro
Esta intensa y enigmática obra muestra a un hombre con la cabeza ligeramente girada hacia la derecha, la mirada baja y un aire de solemne introspección. Su rostro emerge del fondo oscuro con una poderosa luz lateral que baña especialmente el yelmo dorado que lleva en la cabeza —un casco ricamente labrado con orejeras y un penacho de plumas rojas y blancas—.
Viste un abrigo oscuro de mangas rojizas y un cuello de armadura metálica sobre los hombros. Sujeta con firmeza un objeto que no se define del todo, posiblemente un arma. El contraste entre sombra y luz (técnica de claroscuro) resalta la calidad expresiva de su rostro y da un aura escultórica al casco.

Autor: Anónimo (anteriormente atribuido a Rembrandt)
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Fecha aproximada: ca. 1650
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Técnica: Óleo sobre lienzo
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Dimensiones: 67 × 50 cm
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Estilo: Barroco neerlandés
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Ubicación actual: Gemäldegalerie, Berlín, Alemania
Durante mucho tiempo se creyó que la pintura había sido obra de Rembrandt van Rijn, uno de los más grandes maestros del Barroco neerlandés. Incluso se consideró una de sus obras más representativas por su manejo de la luz y su atmósfera psicológica.
Sin embargo, en 1986, expertos del Museumszentrum Berlin-Dahlem concluyeron que no fue pintada por el maestro, sino por algún miembro de su círculo o taller. Ya en 1984, una comisión neerlandesa había cuestionado la autoría rembrandtiana debido a que los trazos y detalles no coincidían con su estilo habitual, especialmente en la anatomía y textura de la piel.
A pesar de esta corrección, la obra sigue siendo considerada una joya del Siglo de Oro neerlandés, por su técnica, presencia y misterio.
Historia
La pintura se encuentra en la colección de la Gemäldegalerie de Berlín, donde ha sido expuesta desde hace décadas como una obra maestra del retrato barroco. Su desatribución a Rembrandt no ha reducido su impacto; al contrario, ha renovado el interés en torno a la figura desconocida que la pintó, y en los misteriosos aprendices del taller del maestro.
